Luego de varias conversaciones , uno que otro acuerdo, ejemplos inspiradores, y luego de la entrega del anillo en el mirador donde nos conocimos, el siguiente paso, era colocar una copia de las llaves de mi apartamento, en el mini árbol de luces led que me acompaña en mis navidades de soltera, y enviar a mi novio con la excusa de ” por favor busca algo en el árbol ” es un gran paso , y para ambos es primera vez que lo hacemos. Adiós soltería.
Esa fue la última navidad en la que visité a mis padres como la hija soltera, por que en adelante , ya somos dos, y desde entonces, hemos disfrutado a nuestros padres, y han sido un apoyo enorme en todos nuestros momentos.
Bienvenidas las sábanas robadas, las noches de películas y palomitas con limón en el sofá rojo, las caminatas de la mano, los encargos para ir al supermercado a comprar toallas higiénicas, las facturas entre dos, bienvenidos los desayunos en pareja, y la proeza de repartir las tareas domésticas , bienvenido tu espacio es mi espacio, bienvenidas las noches de sábado con vino tinto , fresas y chocolatina, bienvenida la lucha por colocar los grados celsius ideales en nuestro aire acondicionado, las operaciones exterminio de bichos, clava la puntilla, arregla esta bombilla, haz un hueco en la pared, coloca este estante, compláceme con los huevos sofritos como los de mi madre, ¿ no comes mango ? ¿ tampoco comes coco ? . Las mil y una maneras de decirle que amo las toallas secas, la cama tendida y el mínimo orden de una mujer acostumbrada a tener su espacio tipo tacita de té. Bienvenidos todos esos momentos y abrazos que me roban el aliento, en los que me sorprende con muchas bromas, y confirmo una de las muchas razones por las que sus hermanos lo quieren tanto al aguantar sus repetitivas bromas.
Y bienvenidos esos días que terminan en un abrazo , mirándonos cara a cara, en modo horizontal , y fijándome en sus hermosos ojos verdes, una de esas noches, le he dicho:
–Debo ir al ginecólogo ; ya se sabe cual es la causa de mis menstruaciones catastróficas.
El respondió, me cuentas…
Y cerramos los ojos deseándonos buenas noches.
El ginecólogo me ha dicho, “lo único que podemos hacer es operarte , para sacarte eso ” y yo dije oh no ¡ ¿ y mi útero ?. Quiero mi útero. La respuesta de él fue: “esa es la consigna”. Sólo hasta ese momento , empecé a pensar en mi útero, a quererlo , a darle mucha importancia y si, a aferrarme a él, ese órgano que siempre había estado ahí, tan callado y silencioso , y tan desapercibido, ignorado por mi. Empecé a tomar conciencia de mi útero, de las señales que me da, de los controles periódicos que debemos realizarnos, de los cuidados que me exige y de lo delicado y sensible que es y que soy.
Una vez en el quirófano, pedí a las enfermeras que por favor me permitieran hablar con el ginecólogo antes de la anestesia. Pedí esto para recordarle al doctor la consigna en la que habíamos quedado en las tres consultas previas a la cirugía, le dije :
––Doctor cuídame el útero. El doctor asintió.
En ese momento, con esa cirugía ( miomectomía ); yo tenía dos enfoques, el primero , que me retiraran ese intruso ,el mioma, y el segundo enfoque, que mi útero quedara íntegro.
Durante la cirugía, yo tenía esa sensación de querer estar despierta todo el tiempo , a toda costa quería mi útero, conservarlo era mi mayor fijación, como si pudiera permanecer despierta después de estar tan anestesiada, como si me hubiese dado yo misma la misión de convertirme en la tenaz guardiana de mi propio útero. Ahora se que esto era temor . Aunque mi cuerpo estaba anestesiado, yo no dormí profundamente, siempre tenía un mínimo de conciencia de lo que estaba viviendo, en mi primera vez en un quirófano. Recuerdo escuchar la voz del anestesiólogo decir: le he puesto anestesia como para un elefante y la enfermera decía , ella no quiere dormirse, y así fue.
Cuando desperté por completo y estaba en la sala recuperación , se me habló de un quiste ovárico y del mal estado de el ovario izquierdo , pero debido al dolor tan fuerte que yo sentía , no pregunté al respecto del mioma y de la cirugía. A medida que fue transcurriendo la tarde y despertaba aún mas de la anestesia, sentía mucho dolor , sentía como si mi cuerpo estuviera fraccionado en dos partes, yo, siendo una chica de aeróbicos , atlética, una chica activa y productiva en mi carrera , sentía como si mi cuerpo no fuera mi cuerpo, muy incómoda en el.
Ese día estuve acompañada por mis padres, suegros, cuñados y mi compañero, quien sin intención me hizo reír … quedé inmóvil de dolor.
He dormido por primera vez en mi vida en la cama de un hospital y recordé aquellas noches en la paz y tranquilidad de mi soltería, al traer esos momentos a mi mente se convertían en una especie de analgésico , que me daba sosiego. A las 6 de la mañana del día siguiente, me despierta el ginecólogo, revisando la herida quirúrgica que yo aún no me atrevía a mirar, lo saludé como de costumbre y el me dijo:
––El mioma no lo pude extraer, si lo hacía, podías perder el útero.
La noticia con la que empezó el día ; la cirugía fue fallida.
Las verdaderas batallas nos hacen fuertes y en el proceso cambiamos para bien siendo conscientes de nuestra realidad de nuestro Yo. Eres una esforzada y valiente hija de Dios
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Dayane que fuerte has sido que Dios te siga dando esa fortaleza.
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