De vuelta al ruedo en mi vida activa y dispuesta a seguir en la lucha por el intruso del útero, volví a ver a el ginecólogo en su consultorio tal como el mismo me lo había indicado , con el fin de recibir otro tratamiento , esta vez se trataba de un tratamiento hormonal.
El tema de las hormonas, es complejo y extenso, incluso me sorprende como personas le achacan todo todito todo a las hormonas y cuando tenemos al alcance a el sr Google hablar de hormonas está a la orden del día. Yo no me quise complicar , por eso no pregunte mucho, me fue prescrito el medicamento bajo la advertencia de que iba a causar sofocos, sudoración , cambios de humor y que se suspendería la menstruación al menos por un año.
Quise prepararme un poco, por aquello de que las hormonas son las enemigas culpables de todo , me dispuse a saber más , me dediqué a observar de cerca a todas aquellas mujeres que ya le habían dado la despedida a la menstruación y la bienvenida a la menopausia, observé a amigas cercanas, compañeras, una que otra paciente y a mi madre, observé sin decir palabra, sin juzgar, solo con el ojo curioso de descubrir comportamientos que tal vez yo pudiera experimentar cuando estuviera bajo el efecto del medicamento.
En mi trabajo detectivesco sobre estas mujeres en etapa de menopausia, pude comprobar lo que sospeché desde un principio: número uno , las mujeres llevan vidas normales en esa etapa y número dos, hay tantos síntomas y reacciones como mujeres en el mundo. Y uno más, hay múltiples formas positivas de asimilarlo. Entonces , siguiendo en el papel de empoderada de mi sanación , seguí mi vida y planes en modo normal , inspirada por aquellos ejemplos de mujeres que enfrentaban la disminución de las benditas hormonas con una sonrisa y actitud de aceptación, y con la expectativa de éxito de este tratamiento.
Y a la vez me dediqué una tarde solitaria de domingo a estudiar el folleto de información adjunta al fármaco, con el fin de que algunos síntomas no descritos, no me tomaran por sorpresa. Descubrí que los efectos secundarios que se presentan en el 30 % de los casos son, sofocos, pérdida del apetito sexual, fuerte dolor en los huesos , dolor en las mamas, molestia en el lugar de la inyección, aumento del colesterol sanguíneo, aumento de peso, hinchazón en los tobillos o pies, pérdida general de las fuerzas, depresión, sudoración.
Recibí la primera dosis de Acetato de leuprolide, también conocido como Eligard, Lupron Depot, Viadur, Leuprolida, lo llamaremos Lupron, en resumidas cuentas; es un bloqueador , que envía la orden a la hipófisis (ubicada en el cerebro) para que no produzca una hormona llamada luteinizante y a la vez también bloquea el resto de las otras hormonas en diferentes proporciones , para dejar al órgano blanco –en este caso el útero– sin ningún estímulo hormonal, simula una menopausia temprana; yo dejaría de producir hormonas que alimentaran el mioma, como una especie de ” reset o reseteo ” que me dejaría nula hormonalmente , con la esperanza de acabar con el mioma.
Al leer la orden médica pude ver un segundo diagnóstico, endometriosis. Una lucha mas, pensé. Ambas condiciones, mioma y endometriosis intentaríamos remediarlas con el Lupron, así me lo hizo ver el ginecólogo. Con mucha disciplina siguiendo la indicación médica completé dos dosis de la concentración mas baja del medicamento , con espacio de tres meses entre una y otra. Ademàs la idea de estar sin la menstruación por 1 año, era genial para mi.
Excepto por los calores, sofocos y mucha sudoración, yo no experimenté ningún otro síntoma, es decir este “reset” se convirtió en alivio , descanso y sobre todo en mi recompensa a todas las catástrofes sanguíneas y dolorosas vividas.
A la hora de explicarle al galán , la expectativa sobre este tratamiento y sus efectos, dejo que sea Agustina Guerrero mi ilustradora favorita quien le explique:
Leer tu historia me acuerda de una tía que pasó por este mismo proceso, admiro tu forma de enfretar este proceso, y siempre q leo quiero más! muchas gracias por compartir tu historia
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Es un gusto leer tu blog, conocer a través de tu experiencia y ojos, las vivencias de una guerrera que lucha y cada días es fuerte y con su experiencia quiere mostrar las inquietudes de una mujer. Resalto además tu capacidad de colocar en palabras las emociones, pensamientos y experiencias. Que placer es conocerte.
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Namino estoy complacida de transmitir con mi letra todo lo que hay tras bambalinas de una experiencia uterotòpica. Mucho gusto .
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